Para mejorar cualquier curso, un profesor necesita saber cómo está posicionado con respecto a los demás. Solamente la evaluación comparativa ayuda a entender exactamente en que nivel están nuestros estudiantes. Si eso se hace extensivo a nivel institucional, ayuda a los establecimientos a identificar en qué áreas está rezagado el aprendizaje y qué medidas puede implementar el equipo académico. Como diagnóstico, la comparación es única e irreemplazable. No se trata de compararse para cumplir con las expectativas políticas de los funcionarios. Se trata de aprender a entender cómo se producen los mejores resultados académicos y utilizar las estrategias pedagógicas adecuadas para crear un mejor entorno de aprendizaje para los estudiantes.

Tras identificar las áreas de mejora, cree un plan SMART: Objetivos específicos, medibles, alcanzables, relevantes y con plazos. Es como un mapa que le guía hacia el éxito. Cada objetivo es un paso, y cada logro le acerca a la meta final. Pero no basta con establecer objetivos. Necesita un plan de acción real: Desglose los objetivos en pasos pequeños y manejables. Asigne recursos y responsabilidades. Monitoree tu progreso y haz ajustes en el camino. Planificar y establecer objetivos SMART es clave para la mejora continua y la excelencia docente.

La evaluación comparativa debe ser su guía para entender como implementar la mejora. Al comprender las estrategias de los más exitosos, puede adaptarlas para elevar la calidad educativa en su institución. Logrará esos objetivos revisando los currículos de las mejores instituciones y aliner contenidos con el mercado laboral. Debe usar metodología adaptadas a la realidad actual. Brinde apoyo integral a sus estudiantes, implemente tutorías, trate de marcar diferencias con el resto de la comunidad. El objetivo es lograr una experiencia de aprendizaje más efectiva para sus estudiantes. No solo estarán mejor preparados para enfrentar los desafíos académicos. Estarán mejor preparados para tener éxito en su futuro profesional.