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2009, Revista De Estudios Latinos Relat
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I. INTRODUCCIÓN Ovidio es un poeta innovador en tanto que en todas sus obras busca diferenciarse o distanciarse de lo que otros antes han escrito. Como si de un alquimista se tratara coge todos sus conocimientos y aptitudes y los mezcla hasta darles la forma definitiva. Ninguna de sus obras es igual a otra, aunque en todas encontremos multitud de ecos de otros autores e incluso de sí mismo. Ovidio se sabe diferente y no lo oculta. En sus versos deja constancia de su nombre, firma Ovidio lector de Ovidio * ESTEBAN BÉRCHEZ CASTAÑO I.E.S. La Morería, de Mislata (Valencia) Resumen: Ovidio es quizás el poeta romano que más habla de sí mismo, no sólo aportando datos sobre su vida, sino también sobre su propia obra y todo lo que está relacionado con ella. Es en este último aspecto en el que nos vamos a detener en nuestro trabajo, sin centrarnos en aquellos datos biográficos que no tengan relación con su producción literaria. Ovidio se erige una vez más como un poeta que se diferencia de sus predecesores y que anticipa una serie de actitudes literarias que se harán frecuentes en la literatura posterior.
Myrtia Revista De Filologia Clasica, 1993
Es ist hier nicht beabsichtig, auf das Fortwirken Ovids in der europäischen Musik einzugehen. Wir beschränken uns auf explizite Äußerungen über Musik in den Metamorphosen. Andere Werkebesonders die Liebeskunst-sind nur berücksichtigt, soweit thematische Zusammenhänge dies erforderlich machen. Zunächst verschaffen wir uns einen Überblick darüber, von velchen Formen und Gattungen der Musik und von welchen Musikinstrumenten in den Metamorphosen die Rede ist. Das nächste Thema sind die unterschiedlichen psychologischen Wirkungen der Musik; dabei wird auf das Verhältnis der Musik zu Nachbargebieten (z.B. Magie) einzugehen sein. Die pädagogische Verwendung der Musik schlägt die Brücke zu einem weiteren Problemkreis: dem Verhältnis zwischen Musik und Intellekt. An letzter Stele steht das Thema "Musik und Dichtung", verbunden mit der Frage der Bedeutung der Musik für das Selbsverständnis des Dichters.
Ovidio es un poeta innovador en tanto que en todas sus obras busca diferenciarse o distanciarse de lo que otros antes han escrito. Como si de un alquimista se tratara coge todos sus conocimientos y aptitudes y los mezcla hasta darles la forma definitiva. Ninguna de sus obras es igual a otra, aunque en todas encontremos multitud de ecos de otros autores e incluso de sí mismo. Ovidio se sabe diferente y no lo oculta. En sus versos deja constancia de su nombre, firma Ovidio lector de Ovidio * ESTEBAN BÉRCHEZ CASTAÑO I.E.S. La Morería, de Mislata (Valencia) Resumen: Ovidio es quizás el poeta romano que más habla de sí mismo, no sólo aportando datos sobre su vida, sino también sobre su propia obra y todo lo que está relacionado con ella. Es en este último aspecto en el que nos vamos a detener en nuestro trabajo, sin centrarnos en aquellos datos biográficos que no tengan relación con su producción literaria. Ovidio se erige una vez más como un poeta que se diferencia de sus predecesores y que anticipa una serie de actitudes literarias que se harán frecuentes en la literatura posterior.
Capítulo de Arte, cultura y poder en la Nueva España, 2016
Me lleva lleva el ánimo a decir las mutadas formas a nuevos cuerpos: dioses, estas empresas mías -pues vosotros los mutasteisaspirad, y, desde el primer origen del cosmos hasta mis tiempos, perpetuo desarrollad mi poema. 5 Antes del mar y de las tierras y, el que lo cubre todo, el cielo, uno solo era de la naturaleza el rostro en todo el orbe, al que dijeron Caos, ruda y desordenada mole y no otra cosa sino peso inerte, y, acumuladas en él, unas discordes simientes de cosas no bien unidas. y templanza les dio, mezclada con el frío la llama. Domina sobre ellas el aire, el cual, en cuanto es, que el peso de la tierra, su peso, que el del agua, más ligero, en tanto es más pesado que el fuego. Allí también las nieblas, allí aposentarse las nubes 55 ordenó, y los que habrían de conmover, los truenos, las humanas mentes, y con los rayos, hacedores de relámpagos, los vientos. A ellos también no por todas partes el artífice del mundo que tuvieran el aire les permitió. Apenas ahora se les puede impedir a ellos, cuando cada uno gobierna sus soplos por diverso trecho, 60 que destrocen el cosmos: tan grande es la discordia de los hermanos. El Euro a la Aurora y a los nabateos reinos se retiró, y a Persia, y a las cimas sometidas a los rayos matutinos. El Anochecer y los litorales que con el caduco sol se templan, próximos están al Céfiro; Escitia y los Siete Triones 65 horrendo los invadió el Bóreas. La contraria tierra la modeló en la efigie de los que gobiernan todo, los dioses, y aunque inclinados contemplen los demás vivientes la tierra, 85 una boca sublime al hombre dio y el cielo ver le ordenó y a las estrellas levantar erguido su semblante. Así, la que poco antes había sido ruda y sin imagen, la tierra se vistió de las desconocidas figuras, transformada, de los hombres. Áurea la primera edad engendrada fue, que sin defensor ninguno, 90 por sí misma, sin ley, la confianza y lo recto honraba. Castigo y miedo no habían, ni palabras amenazantes en el fijado bronce se leían, ni la suplicante multitud temía la boca del juez suyo, sino que estaban sin defensor seguros. Todavía, cortado de sus montes para visitar el extranjero 95 orbe, a las fluentes ondas el pino no había descendido, y ningunos los mortales, excepto sus litorales, conocían. Todavía vertiginosas no ceñían a las fortalezas sus fosas. No la tuba de derecho bronce, no de bronce curvado los cuernos, no las gáleas, no la espada existía. Sin uso de soldado 100 sus blandos ocios seguras pasaban las gentes. Ella misma también, inmune, y de rastrillo intacta, y de ningunas rejas herida, por sí lo daba todo la tierra, y, contentándose con unos alimentos sin que nadie los obligara creados, las crías del madroño y las montanas fresas recogían, 105 y cornejos, y en los duros zarzales prendidas las moras y, las que se habían desprendido del anchuroso árbol de Júpiter, bellotas. Una primavera era eterna, y plácidos con sus cálidas brisas acariciaban los céfiros, nacidas sin semilla, a las flores. Pronto, incluso, frutos la tierra no arada llevaba, 110 y no renovado el campo canecía de grávidas aristas. Corrientes ya de leche, ya corrientes de néctar pasaban, y flavas desde la verde encina goteaban las mieles. 205 que fue aquélla para Júpiter. El cual, después de que con la voz y la mano los murmullos reprimió, guardaron silencios todos. Cuando se detuvo el clamor, hundido del peso del soberano, Júpiter de nuevo con este discurso los silencios rompió: Licaón "Él, ciertamente, sus castigos -el cuidado ese perded-ha cumplido. 210 Mas qué lo cometido, cuál sea su satisfacción, os haré saber. Había alcanzado la infamia de ese tiempo nuestros oídos; deseándola falsa desciendo del supremo Olimpo y, dios bajo humana imagen, lustro las tierras. Larga demora es de cuánto mal se hallaba por todos lados 215 enumerar: menor fue la propia infamia que la verdad. El Ménalo había atravesado, por sus guaridas horrendo de fieras, y con Cilene los pinares del helado Liceo: del Árcade a partir de ahí en las sedes, y en los inhóspitos techos del tirano penetro, cuando traían los tardíos crepúsculos la noche. 220 Señales di de que había llegado un dios y el pueblo a suplicar había empezado: se burla primero de esos piadosos votos Licaón, luego dice: "Comprobaré si dios éste o si sea mortal con una distinción abierta, y no será dudable la verdad." De noche, pesado por el sueño, con una inopinada muerte a perderme 225 se dispone: tal comprobación a él le place de la verdad. Y no se contenta con ello: de un enviado de la nación molosa, de un rehén, su garganta a punta tajó y, así, semimuertos, parte en hirvientes aguas sus miembros ablanda, parte los tuesta, sometiéndolos a fuego. 230 Lo cual una vez impuso a las mesas, yo con mi justiciera llama sobre unos penates dignos de su dueño torné sus techos. Aterrado él huye y alcanzando los silencios del campo aúlla y en vano hablar intenta; de sí mismo recaba su boca la rabia, y el deseo de su acostumbrada matanza 9 235 usa contra los ganados, y ahora también en la sangre se goza. En vellos se vuelven sus ropas, en patas sus brazos: se hace lobo y conserva las huellas de su vieja forma.
Revista chilena de estudios medievales, 2020
La obra De amore 1 , escrita por el filósofo Andrés el Capellán en el siglo XII, es a la vez un manual práctico como un tratado científico sobre el amor. Fue elaborada en un momento histórico donde confluyen concepciones del amor provenientes de diversos ámbitos: la lírica trovadoresca provenzal, la cultura árabe, la tradición clerical cristiana y el código caballeresco. El presente trabajo pretende explicar cómo utilizó el Capellán la obra de Ovidio, la cual es presentada como fuente principal tanto por su estructura externa como por su contenido interno.
Ovidio D´Angelo Hernández.-Subjetividad, individuo y sociedad.-Una discusión cualquiera de este tema de la subjetividad (individual y social), en un espacio tan breve, indudablemente que no puede agotar todas las aristas posibles de sus asuntos. El propósito, más bien, es situar la amplitud de la temática en algunas de sus líneas de interés más importantes y en sus conexiones con la multiplicidad de problemas que, desde lo teórico y lo investigativo de la práctica social, tiene una relación con el tema tratado aquí.
Si en la ciudad de Roma alguien no conoce el arte de amar, que lea mis páginas y ame ilustrado por mis versos. El arte im-pele con las velas y el remo las rápidas naves, el arte conduce a los veloces carros, y el amor se debe regir por el arte. Autome-donte era un experto en conducir carros y en el manejo de las flexibles riendas: Tifis fue un gran maestro en gobernar la nave de los argonautas. Venus me ha elegido como maestro de su tierno hijo, y creo que se me llamará el Automedonte del Amor. El amor es despiadado y a menudo recibí su disgusto, pero es un niño de poca edad, fácil de conducir. Quirón, con su có-lera, educó al joven Aquiles, domando su carácter feroz con la dulzura de la música; y él, que tantas veces intimidó a sus compañeros y aterró a los enemigos, dícese que temblaba en presencia de un viejo cargado de años, y ofrecía sumiso al cas-tigo del maestro aquellas manos que habían de ser tan funestas a Héctor. Quirón fue el maestro de Aquiles, yo lo seré del amor; los dos niños terribles y los dos hijos de una diosa. No obstan-te el toro dobla la cerviz al yugo del arado, y el potro, generoso, tiene que tascar el freno; yo me someteré al amor, aunque me destroce el pecho con sus saetas y sacuda sobre mí sus antor-chas encendidas. Cuanto más riguroso me flecha y abrasa con sin par violencia, tanto más brío me infunde el anhelo de vengar mis heridas. Yo no fingiré, Apolo, que he recibido de ti estas lecciones ni que me las enseñaron los cantos de las aves, ni que se presentó
The presence of elements of the Classical world is one of the most important features of Vives’ De institutione feminae christianae. The case of Ovid is particularly interesting. From the very beginning of the treatise Vives blames on the Latin poet because his reading could represent a danger for women’s education. However, the valencian philosopher quotes Ovid eighteen times in this work. Thus, in this paper we will analyze the presence of Ovid in the De institutione feminae christianae and show that Vives had a good knowledge of his works.
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Exemplaria Classica, 2015
Myrtia Revista De Filologia Clasica, 2001
Anales de Filología Clásica, 2017
Revista de Estudios Clásicos, 2016
Cuadernos de la Facultad de Humanidades y …, 2001
Cahiers d’études hispaniques médiévales 1/ 2014 (n° 37), p. 45-61
DOAJ (DOAJ: Directory of Open Access Journals), 2016
Hermēneus. Revista de Traducción e Interpretación, 2010