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Resulta sintomático de la manera en que se escribe la historia nacional salvadoreña, lo selectivo que suelen ser las fuentes documentales primarias. La historia se convierte en una materia flexible y maleable al antojo del presente, el cual la emplea para propósitos políticos en boga. Adaptar lo desconocido a lo familiar, el pretérito a lo actual, precisa al instante la verdad de lo dicho. Interesa producir el asombro y la convicción que seduce al público lector u observador de imágenes. El cuadro íntegro del pasado se halla ante sí, sin ningún disfraz ni encubrimiento. Al evaluar esta adaptación importa lo arbitrario de las fuentes primarias que sirven a la recreación actual del pasado. Lo normal es hablar de un régimen ocultando la documentación primordial de su legado en el rubro de la política de la cultura. El libro que el lector hojea entre las manos no pretende nada más que revelar una veta inexplorada de la historiografía salvadoreña, documentos oficiales de la presidencia del general Maximiliano Hernández Martínez (1931-1934, 1935-1944). Su ausencia en las investigaciones más avanzadas confiesan un síntoma expreso, el silencio adrede y voluntario, que rige la conciencia histórica actual. Se trata de un tribunal bastante injusto, ya que le niega la palabra al acusado. Al respecto, existe un sano debate sobre la revuelta de 1932, sobre su organización y liderazgo, y sobre su represión. Pero esta afán por descubrir los movimientos sociales no se traslada aún hacia un rigor semejante en el estudio de la producción cultural, ni hacia el enlace entre el arte y la política. La historiografía sigue obrando como si la nacionalidad salvadoreña se recortara en dos extremidades sin comunicación. A un lado, existe lo histórico —economía, sociedad y política— al otro, lo etéreo y hermoso, mito, arte y literatura. En la primera esfera viven los “hombres públicos”; en la segunda, recluidos en su fantasía, los artistas. Entre el reino de este mundo y el del arte, no habría cabida a ningún enlace. Este terreno baldío se extiende tan amplio como un desierto despoblado por una razón muy sencilla. Los estudios sobre 1932 y el martinato borran —reitero quizás adrede— las fuentes primarias del régimen, ante todo, las que describen el apoyo absoluto que recibe el general Martínez de todos los intelectuales salvadoreños a su proyecto cultural de nación. El cuadro en mural divide a un régimen militar y opresor de los intelectuales teósofos y alucinados en sus divagaciones imaginarias. Así, en un mismo gesto contradictorio se declara: “yo acuso al general de dictador, a la vez que defiendo su legado cultural para la reforma actual”.
“Armas y letras” estudia la producción cultural de una institución salvadoreña: el Ateneo de El Sal-vador. Examina una década de publicación de su máximo órgano de difusión: la Revista del Ateneo (1923-1933). El ensayo descubre participación activa de figuras intelectuales sobresalientes que el presente ignora. Indaga la contribución de los generales Maximiliano Hernández Martínez y José Tomás Calderón. Ambos personajes se vinculan con la supresión de una revuelta y etnocidio que ocurren en el occidente del país en enero de 1932. Si el primer militar se reconoce por su sospecho-sa toma de poder en diciembre de 1931 y presidencia vitalicia hasta 1944, el segundo se recuerda por dirigir las tropas del ejército contra los sublevados y su cargo de Ministro de Gobernación durante la presidencia de Martínez. A esta historia oficial, el ensayo agrega documentación olvidada que estable-ce el protagonismo de ambos generales en el Ateneo de El Salvador previo al etnocidio. El recono-cimiento que obtienen como miembros prominentes en los círculos intelectuales les otorga un capi-tal simbólico que utilizan al inicio de su mandato. “Armas y letras” describe el despegue de la “polí-tica de la cultura” del martinato en 1933, gracias al apoyo que los literatos salvadoreños más destaca-dos (Francisco Gavidia, Grupo Masferrer, Salarrué…) le aportan al nuevo gobierno. Más allá de to-da controversia sobre el etnocidio, el ensayo revela la existencia de una totalidad intrínseca entre “soldado y letrado”, según máxima cervantina. Ambas esferas se reúnen bajo un proyecto común por refundar la nación en un arte indigenista, regionalista, teosófico, etc. Por este fundamento espiri-tual, el nacionalismo salvadoreño se impone sobre toda intrusión materialista extranjera: capitalismo o imperialismo estadounidense y comunismo bolchevique. “Arms and literature” studies the cultural production of a Salvadoran institution: the Ateneo of El Salvador. The article examines a decade of publication of its main journal: Revista del Ateneo (1923-1933). It discovers the active contribution of intellectual figures forgotten nowadays. The essay re-traces the participation of two generals, Maximiliano Hernández Martínez and José Tomás Calderón. Both personalities are linked to the suppression of a revolt and an ethnocide that occur in the wes-tern part of the country in January 1932. If the first official is recognized by a suspicious coup-d’état on December 1931, and by his long-lasting presidency (1931-1944), the second personality is re-membered by commanding army troops to control the insurrection, and by its position as Minister of War during Martinez’s presidency. The essay reveals forgotten documentation by official history concerning Martinez’s and Calderón’s membership in the Ateneo of El Salvador before the ethnoci-de. The recognition that both notable affiliates acquire in this intellectual circle bestows them with a symbolic capital that they employ at the beginning of their political career. “Arms and literature” describes the foundation of the “politics of culture” of the Martinato in 1933, thanks to the support of the most relevant writers of the period (Francisco Gavidia, Masferrer Group, Salarrué…). Be-yond any denounce of the ethnocide, according to a maxim by Miguel de Cervantes, the article dis-covers the existence of an intrinsic totality between “soldiers and writers”. Both spheres —“arms and literature”— are reunited in a common project to reinvent the nation on artistic grounds: indige-nismo, regionalism, theosophy, etc. By this spiritual foundation, Salvadoran nationalism prevails over any materialistic foreign intrusion: capitalism or USA imperialism and Bolshevik communism.
Resumen El presente artículo se propone indagar en las tensiones del trinomio Estado, cultura y organizaciones comunitarias, a partir del análisis de las políticas culturales, su gestión e implementación por parte de grupos de teatro comunitario argentino durante los años 1983-2015. Los objetivos que invoca este trabajo se orientan a poder identificar los dis-tintos paradigmas que sustentan las políticas culturales y a rastrear momentos de apertura o clausura de espacios de participación comunitaria en el ámbito de la cultura. En última instancia, ello nos hablará de los modos en que el Estado se ve involucrado en el desarrollo de la vida cultural de estas comunidades, y de las estrategias que estas comunidades des-pliegan para potenciar las propuestas estatales, disputarlas y/o modificarlas. Trabajaremos con dos casos: el grupo Catalinas Sur y el Teatro Comunitario de Rivadavia, lo que nos permitirá también visualizar diferencias en metodologías de construcción de poder en ámbitos urbanos y rurales. Abstract. Cultural policies in action. Argentinean community theater: Between the state and self-management This article aims to investigate the tensions arising in the triad of state, culture and community organizations based on the analysis of cultural policies and their management and implementation by Argentinean community theater groups during the period 1983–2015. The objectives are to identify the different paradigms that sustain cultural policies and to trace moments of opening or closure in community participation in the field of culture. Ultimately, this will tell us about the ways in which the state is involved in the development of the cultural life of these communities, and the strategies that they develop in order to promote or dispute the state proposals. The cases of Catalinas Sur and Teatro Comuni-tario de Rivadavia are analyzed, which allow us to visualize differences in power-building methods in urban and rural areas.
Por lo general, los estudios versan sobre los principios y los métodos de acción de las politicas culturales, la evaluación de las necesidades culturales, las estructuras y la gestión administrativas, el planeamiento y el financiamiento, la organización de los recursos, l i a legislación, los presupuestos, las instituciones p%licas y privadas, el contenido cultural de la educación, la autonomia y la descentralización cultural, la formación del personal, las infraestructuras institiicionales destinadas a satisfacer las necesidades culturales, la conservación del patrimonio cultural, Bas instituciones de divulgación de las artes, la cooperación cultural internacional y otras cuestiones afines.
Política y Cultura durante el Onganiato., 2014
Este libro reúne una serie de trabajos sobre el primer gobierno de la autodenominada “Revolución Argentina” que, en conjunto, representan una valiosa reactualización del campo historiográfico sobre aquellos años. En este sentido, cada capítulo reconstruye distintas dimensiones aun no exploradas del gobierno de Juan Carlos Onganía: la política social y educativa del régimen, las trayectorias políticas e intelectuales de los principales funcionarios, la heterogeneidad del elenco gubernamental, el derrotero de los liberales y nacionalistas de los años sesenta así como las transformaciones que experimentó el mundo católico, entre otros aspectos de ese complejo proceso histórico.
Reseña del libro "Antropología y acción pública" Martínez Espinoza, Manuel Ignacio. (2015) “De la cultura en las políticas públicas”, En Convergencia. Revista de Ciencias Sociales. Vol. 22. Núm. 69. Toluca: Universidad Autónoma del Estado de México. Pp. 235-241. Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=10540670010
El artículo parte revisando las políticas culturales durante el siglo XX, las que pasan del intento de construir una democracia cultural, capaz de ampliar los limitados públicos del arte, a un estado subsidiario que deja las producciones culturales a la deriva del mercado. Las posteriores políticas concertacionistas pasan a considerar la producción cultural como un modo de reproducción de los valores compartidos de la democracia pactada, lo que se traduce en políticas subsidiarias en las que el Estado asegura, junto al problemático discurso ciudadanista, la circulación de una diversidad de bienes culturales. A partir de la centralidad de los Fondos de Cultura, el Estado se concibe como proveedor de un servicio más, sin considerar la especificidad de los productos culturales ni la precarización de los profesionales de la cultura. Frente a ello, se concluye afirmando la importancia de la producción cultural crítica y pública para la construcción de otra democracia.
La protección del patrimonio cultural en Colombia ha seguido un largo recorrido. Desde la primera mitad del siglo XX, cuando se expidieron las primeras leyes para proteger sitios y bienes específicos como las murallas de Cartagena, el Parque Arqueológico de San Agustín o los bienes exportados ilícitamente del país, han sido innumerables las acciones del Estado a favor del mismo. Adicionalmente, con el progresivo fortalecimiento de instituciones como la Biblioteca Nacional, el Museo Nacional, el Archivo General de la Nación y los predecesores del actual Instituto Colombiano de Antropología e Historia (Icanh), el patrimonio adquirió un papel preponderante en el panorama cultural del país.
el documento tiene como objetivo conceptualizar el término Gestión Cultural, principalmente desde la perspectiva de la teoría crítica (Boltanski y Chiapello, 2002), y luego, presentar diferentes concepciones de este término que han desarrollado algunos autores dedicados a este tema.
La gestión cultural de Manuel Gómez Morín es la faceta menos explorada de su inagotable trayectoria. Curiosamente la faceta que con más pasión desarrolló. Lo hizo desde la redacción de más de un diario, desde las páginas de diferentes revistas, desde la gestión de diversas publicaciones editoriales y su relación con los intelectuales de la época. En el presente trabajo se describe, además de lo antes mencionado, el impulso que dio Gómez morín y los prefundadores del PAN a la primera organización musical del país (la Orquesta Sinfónica de México).
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Especulo Revista De Estudios Literarios, 2014
Cuadernos Interculturales, 2010
Políticas Culturales , 2019
Revista .925 Artes y Diseño, 2019
Ana Cristina Ramírez Barreto. Prácticas, legislación y políticas culturales. Enfoques académicos desde Michoacán México, 2007